Huevo-huevo

Que cuatro delicadas y finas mujeres consuman más cervezas viendo el Madrid- Atleti que cualquier otra de las mesas del bar en el que pasaban el partido, no tiene precio.

Que al salir de ese bar, una de ellas se vuelva loca al ver una red de voleybol y corra hacia ella, y otra se tire en plancha y le haga una zancadilla por detrás, sin motivo ni razón aparente, no tiene precio.

Que tras esa caída, nos diéramos cuenta de que la única menera de decirnos las verdades a la cara, era con los pechos al aire y las bragas a la altura de los tobillos, no tiene precio.

Que lleguemos a casa a las 2 de la mañana y nos pongamos a comer como si no hubiera un mañana, no tiene precio.

Que nos levantemos escuchando la notica de que Ricky Martin sale del armario, y nuestra reacción sea aplaudir, corear y hacer bailes erótico-sucios-pero-con-cierto-gracejo mientras M. se toca, no tiene precio.

Bajarnos con la olla de la paella y la botella de vino a la playa, y que todos los guiris que había en la playa nos miraran con envidia, no tiene precio.

Que después de la paella, una mujer hecha y derecha de 24 años, pasara 45 minutos de reloj, sola, haciendo un castillo en la orilla de la playa, no tiene precio.

Que esa misma mujer usara la táctica del posado sirenil para mear disimuladamente en la orilla mientras pasaban más guiris, no tiene precio.

Y sobre todo, que pasemos un día entero hablando de huevos fritos y que el televisor se pete, y que lo único que repita durante diez minutos, sin para sea "huevo-huevo-huevo-huevo", tampoco tiene precio.

Eso sí, el billete de autobús, sí que tiene precio, 60 napos nada más y nada menos...Menos mal que me he descojonado por valor de sienes y sienes de euros..



Ya sabéis hermanas...manjare baggio!!!